Se levanto para contemplar el amanecer. El sol radiante lo
cegaba y la brisa fría que corría lo hacia sentir vivo al menos por un momento.
Su sonrisa machacaba un afilado dolor, desecho por su
felicidad, sus ojos claros que miraban el horizonte buscaban ver todavía un
poco mas allá, sus pies estaban hundidos en el barro mientras el admiraba en lo
alto, a ese punto brillante que lo ilumina todo.
En ese momento una nube oscura amenazaba con cubrir el
cielo, pensó que esa nube buscaba darle mas tiempo, pero luego se dijo a si
mismo que las nubes no buscan nada, y que aquello no tenia significado.
Pensó en el tiempo perdido, en los días que había estado
acostándose temprano, pero entonces la recordó a ella, recordó cuando solía reír,
y las veces que desafiaron juntos amargas tormentas, cuando a veía el tiempo
parecía detenerse, como si los segundos parasen solo para contemplar sus ojos
mas azules que mismo cielo, aun le resonaban sus palabras en la cabeza, ella le
había dicho que todos se equivocan y arrepienten, que el como sobrevivimos a
eso es lo que nos hace quienes somos, le había dicho que siempre hay mas
oscuridad justo antes del amanecer, que todo cambia y que todo cambio es bueno.
Él le había dicho algo que no recordaba bien, pero rara vez
suenan verdaderas las palabras cuando uno esta fallando constantemente.
La última vez que hablaron él le pregunto inocentemente como
podía llegar al sol, ella, que pareció no entender muy bien la pregunta, le
contesto simplemente que para eso debería primero aprender a volar.
Se sentía muy cansado, sin embargo ese día no había hecho
actividad alguna, se había limitado a tratar de recordar toda su vida, lo sorprendió
que esta quedara resumida en unos pocos y breves momentos, a veces pasamos años
sin vivir en absoluto, y de pronto, toda nuestra vida queda concentrada en solo
uno o dos instantes.
Sentía un dolor
profundo en el pecho que lo dejo sin aire por un instante, desde hace un
tiempo había entendido que el corazón no muere cuando deja de latir, sino
cuando sus latidos no tienen sentido, que el dolor es inevitable, pero el
sufrimiento es opcional… pero todo esto no tenia importancia alguna, y en
cualquier caso ya desaparecería.
Miro hacia abajo, a lo lejos divisaba un pueblo vacío, juro
que alguna vez ese lugar había estado vivo, los viejos solían decirle
simplemente Kutran, sus caminos latían como venas vivientes, pero no quedaba
nada de eso, lo sorprendió su calma, su serenidad, estaba tranquilo y seguro,
es extraño como un día despertamos y creemos saber exactamente lo que debemos
hacer, dio un paso adelante y se arrojó desde el borde del abismo en que estaba
a un eterno y silencioso vacío.
Escrito el 30 de agosto por Pablo
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